• El Departamento de Comercio entregará a Intel finalmente una subvención de 7.860 millones de dólares
  • Pat Gelsinger salió de Intel el pasado 2 de diciembre. Y lo hizo por la puerta de atrás

Pat Gelsinger, el ya exdirector general de Intel, se equivocó. Esta es la corriente de pensamiento que más fuerza está tomando desde su salida de la compañía que ha liderado durante casi cuatro años, y la conclusión a la que ha llegado Morris Chang. El fundador de TSMC no solo conoce al dedillo la industria global de los semiconductores; también conoce personalmente a Pat Gelsinger. Y sostiene que se equivocó al volcarse en la consolidación de Intel como fabricante de circuitos integrados para terceros en vez de esforzarse al máximo en el diseño de chips para inteligencia artificial (IA).

No sé por qué Pat renunció […] No sé si su estrategia era mala o si no la ejecutó bien. Parecía querer centrarse más en convertirse en una fábrica de circuitos integrados que en diseñar chips para IA. Por supuesto, ahora parece que debería haberse volcado en la IA». En esta declaración Morris Chang reflexiona acerca de las decisiones que parecen haber arrastrado a Intel a la difícil situación en la que se encuentra ahora mismo, pero es importante que no pasemos por alto que para TSMC sería una mala noticia que Intel se consolide como un fabricante de circuitos integrados para terceros y logre arrebatarle algunos de sus clientes.

El dilema de las fábricas de chips de Intel

A mediados del pasado mes de septiembre, apenas dos meses y medio antes de salir de Intel, Pat Gelsinger desveló que la cúpula directiva de la compañía estaba sopesando la posibilidad de escindir su negocio de fabricación de semiconductores en un movimiento muy parecido al que hizo AMD en 2009. Esta última empresa desgajó su filial de producción de circuitos integrados y creó GlobalFoundries. Desde entonces le ha ido objetivamente bien.

La posibilidad de separar la filial de fabricación de chips del resto de la compañía sigue encima de la mesa

Gelsinger ya está completamente desvinculado de Intel, pero la posibilidad de separar la filial de fabricación de chips del resto de la compañía sigue encima de la mesa. No obstante, como os explicamos a finales de noviembre, si finalmente decide hacerlo no tendrá completa libertad. Y no la tendrá debido a que ha contraído obligaciones con el Gobierno de EEUU como consecuencia de la recepción de los 7.860 millones de dólares que le entregará el Departamento de Comercio a modo de subvención, y también de los 3.500 millones de dólares que recibirá del Departamento de Defensa para fabricar chips para aplicaciones militares.

El compromiso de Intel con la Administración estadounidense involucra directamente la escisión de su división de fabricación de semiconductores en forma de una subsidiaria independiente. El Gobierno de EEUU ha pedido a Intel que mantenga la propiedad de al menos el 50,1% de Intel Foundry si finalmente esta unidad de negocio llegase a separarse y adquiriese la forma de una nueva entidad legal privada. Y, a pesar de todo lo que ha sucedido en la compañía durante las últimas dos semanas, como he mencionado unas líneas más arriba, esta posibilidad sigue estando encima de la mesa.

Para Intel es crucial incrementar su competitividad, y la escisión de las fábricas de chips podría ayudarle a conseguirlo. Dave Zinsner, el director financiero de la compañía, ha declarado que una posible separación formal de las divisiones de fabricación y desarrollo de productos es una cuestión que está completamente abierta y que tendrá que decidir el próximo líder de Intel.

Él decidirá si sigue adelante con el plan de Gelsinger, o si, por el contrario, da media vuelta. Ahora mismo es difícil prever qué sucederá, pero, honestamente, si tuviese que apostar defendería que la separación de las dos partes de la compañía se producirá. Cumpliendo los compromisos adquiridos con la Administración de EEEUU, claro, pero llegará.