Cuando las hermanas brasileñas Daniela y Juliana Binatti dejaron sus empleos para lanzar una nueva tecnología financiera, su entorno las consideró un par de aventureras alocadas. Pero tiempo después, crearon una empresa que el gigante Visa adquirió este año por 1.000 millones de dólares.

El de Pismo, como llamaron a la compañía creada en 2016, es el último caso de éxito de una firma brasileña de tecnología financiera, el sector que más capital de riesgo capta en el país y en América Latina.

«A los 16 años, mi madre me mandó a repartir currículums por los bancos de la avenida Paulista (de Sao Paulo) para conseguir empleo», cuenta Daniela, de 46 años, criada en el seno de una familia modesta.

Muchas de aquellas instituciones se convirtieron años después en sus clientes.

Con más de 450 empleados y cinco oficinas en el mundo -Brasil, Reino Unido, Estados Unidos, Singapur e India-, Pismo fue adquirida por Visa en junio pasado, en una de las mayores operaciones en la historia del mercado de tecnología local.

Así, Brasil amplió su conjunto de unicornios, como se conoce a las «startups» valoradas en más de 1.000 millones de dólares, hasta 21 de un total de 38 firmas latinoamericanas.

«Muchos nos trataron de locos» y hubo que «romper prejuicios para instalar una tecnología brasileña a nivel internacional, pero estábamos convencidos» de su éxito, recuerda Daniela, directora de tecnología de Pismo.

Su plataforma permitirá a Visa atender clientes «independientemente de geografías o monedas», ya que por estar basadas en la nube sus herramientas tecnológicas para crear productos bancarios o de pago son accesibles desde cualquier lugar, indicó Ricardo Josua, director ejecutivo de Pismo, en un anuncio conjunto con el gigante global.

Otras «fintech» nacidas en la mayor economía latinoamericana demostraron ya su potencial, como Nubank, uno de los principales bancos digitales del mundo, que cotiza en Wall Street y tiene casi 84 millones de clientes; o el similar Neon, que en 2022 recibió 300 millones de dólares del español BBVA.

Ecosistema atractivo

Pismo y sus antecesoras «demuestran que Brasil es el ecosistema más maduro de la región» para la creación de empresas de tecnología financiera, dice Diego Herrera, especialista de la División de Conectividad, Mercados y Finanzas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Brasil, y en particular sus «fintech», atrajo 40% de los casi 8.000 millones de dólares de capital de riesgo que recibió América Latina en 2022, según la asociación para la inversión de capital privado en Latinoamérica (Lavca).

Esto se debe principalmente «al tamaño del mercado» brasileño, donde 84% de la población adulta en un país de 203 millones de habitantes está bancarizada, destaca Eduardo Fuentes, jefe de investigación de la plataforma de innovación Distrito.

Obedece también a que pocos bancos controlan ese gran mercado, lo que genera «múltiples problemas que los emprendedores intentan resolver», añade, citando por ejemplo los altos costos.

Además, «Brasil atrae a inversores internacionales con talentos y un ambiente favorable a la innovación», afirma, destacando facilidades como plataformas de financiamiento colectivo, instituciones de pagos y el PIX, un revolucionario sistema de micropagos electrónicos instantáneos.

Por ello, según Herrera, Brasil «continúa siendo el país más atractivo de la región y captando inversiones», pese a que el flujo de fondos ha disminuido desde el récord de la pandemia, debido a la desaceleración económica global y a tasas de interés más altas.

– Oportunidades –

Existen 869 compañías de tecnología financiera en Brasil, el octavo país del mundo en cantidad, según una clasificación de la plataforma Finnovating.

La mayoría se enfocan en crédito, medios de pago y gestión financiera, describe Mariana Bonora, directora de ABFintechs.

«Muchas oportunidades surgen en nichos desatendidos» por los bancos tradicionales, como poblaciones vulnerables o emprendedores, añade.

En uno de esos nichos montó su negocio el banco digital Cora, señalado como potencial unicornio.

«Atendemos a las pequeñas y medianas empresas, más de 90% de los negocios en el país, con menores costos y burocracia», explica Igor Senra, cofundador de Cora.

El banco paulista, que se benefició del flujo ‘pandémico’ con 116 millones de dólares de fondos internacionales, ya tiene 400 empleados y un millón de clientes.

Hacia adelante, Brasil aspira a consolidar su ecosistema «fintech», gracias especialmente al sistema de «open finance» que promueve el Banco Central y que facilitará el intercambio de datos entre instituciones, según Herrera.

Igualmente, evalúa, la regulación de criptoactivos y la implementación del real -la moneda brasileña- digital, impulsarán la innovación.

Fuente: france24.com

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