Las sanciones de Estados Unidos quieren mandar a China a la obsolescencia de los chips. Y lo están consiguiendo.

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Gerald Yin lo tiene claro. Este ejecutivo es el fundador y director general de Advanced Micro-Fabrication Equipment, una compañía china que se dedica al diseño y la fabricación de los equipos involucrados en la producción de semiconductores. Los medios chinos han recogido unas declaraciones en las que este experto defiende que las sanciones impuestas por EEUU y sus aliados persiguen mantener a China al menos cinco generaciones por detrás de sus competidores en el ámbito de la industria de los chips.

Y por el momento están teniendo éxito. Para comprobarlo podemos mirar hacia SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corp), que es el mayor fabricante chino de semiconductores con una cuota en el mercado mundial de alrededor del 5%. Durante los últimos meses esta empresa ha fabricado chips en sus nodos de 14 nm, aunque en agosto de 2022 varios medios chinos filtraron que ya tenía lista la base tecnológica necesaria para fabricar chips de 7 nm.

Sin embargo, a principios del pasado mes de mayo SMIC sufrió un revés. Y es que la sección de su página web que recoge los procesos litográficos que mantiene en operación ya no incorpora la tecnología de integración de 14 nm. Aparecen los procesos de 28, 40, 55, 65 y 90 nm en adelante, pero no el de 14 nm. Y justo hasta ese momento sí aparecía. Lo interesante es que esta capacidad tecnológica está alineada con las declaraciones de Gerald Yin: en la práctica China va cinco generaciones por detrás en materia de chips de EEUU, Taiwán, Corea del Sur o Japón.

EEUU, Países Bajos y Japón son los que más han debilitado a China

Yin también declaró algo importante que merece la pena que no pasemos por alto: la presión de EEUU se agudizó el pasado 7 de octubre de 2022. Ese día la Administración estadounidense colocó toda la industria china de los semiconductores en su punto de mira mediante la aprobación de un paquete de sanciones extremadamente riguroso. Según este ejecutivo chino estas medidas perseguían, precisamente, detener el desarrollo tecnológico de China y mantener al país liderado por Xi Jinping al menos a cinco generaciones de distancia de sus rivales.

No obstante, el Gobierno de Joe Biden hizo algo más: involucró de forma directa a sus aliados con un mayor peso específico en la industria de los semiconductores. Países Bajos y Japón. Estos dos países producen los equipos litográficos más avanzados del planeta. De hecho, sin sus máquinas no es posible poner en marcha una planta de fabricación de chips de vanguardia. A principios de marzo el Gobierno de Países Bajos aprobó un paquete de sanciones que, entre otras cosas, pone fuera del alcance de las empresas chinas los equipos litográficos de ultravioleta profundo (UVP) de ASML.

China nunca ha tenido acceso a las máquinas delitografía de ultravioleta extremo (UVE), que son las más sofisticadas de esta empresa neerlandesa, pero estas sanciones hacían todavía más profunda la herida. Poco después Japón siguió los pasos de EEUU y Países Bajos, y su Administración también aprobó nuevas sanciones que prohibían la venta a China de 23 categorías de equipos involucrados en la fabricación de semiconductores avanzados. Como cabía esperar el Gobierno chino reaccionó.

Mao Ning, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, aseguró que «la utilización de la economía, el comercio y la tecnología como si fuesen un arma con el propósito de desestabilizar la cadena industrial global no herirá solo a los demás; también dañará a quien realiza estas prácticas». No cabe duda de que es una advertencia en toda regla. En esta coyuntura a China no le queda más remedio queindependizar su industria de los chips de las tecnologías desarrolladas por las potencias extranjeras.

A ASML le llevó dos décadas poner a punto sus equipos de fotolitografía de ultravioleta extremo

Este gigantesco país asiático tiene los recursos necesarios para producir sus propios equipos avanzados de litografía, pero necesitará invertir mucho dinero y mucho tiempo en este proceso. De hecho, a ASML le llevó dos décadas poner a punto sus equipos de fotolitografía de ultravioleta extremo. Y contó con la ayuda de empresas y equipos de investigación estadounidenses, alemanes y de otros países, así como con el respaldo económico de grandes inversores. Definitivamente, China no lo tiene fácil. Es muy improbable que a medio plazo consiga lidiar de tú a tú en este ámbito con las potencias rivales.

Fuente: xataka.com

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